Cómo elegir el momento bueno para dejar una adicción
Cuando nos planteamos algo que consideramos un reto, algo difícil o costoso, como dejar alguna adicción, empezar a hacer deporte, aprender un nuevo idioma o cualquier otra tarea que nos impresiona, o que en el fondo no queremos hacer, pensamos que tenemos que prepararnos. Que tiene que haber una especie de condiciones favorables para que alcancemos el éxito.
Algo muy común en las adicciones es que la persona tenga en mente el objetivo de dejarlas, pero no lo haga enseguida. Siempre está en el horizonte, siempre está en el futuro a corto plazo pero nunca termina de llegar el momento. Dejar el tabaco, el alcohol, otras drogas, lo que sea. Pero no inmediatamente, sino cuando ocurra tal o cual circunstancia. Algunas de las razones que más oímos en consulta para posponer la retirada de la adicción son las siguientes.
La fecha simbólica. La más típica es el Año Nuevo, pero también sirven los cumpleaños, el principio o el fin de las vacaciones o cualquier otro evento en el futuro cercano: cuando acabe el curso, cuando empiece en el nuevo trabajo, etcétera. Las fechas no tienen nada de especial, pero les damos un valor mental y subjetivo que puede apoyar el inicio del reto.
El hito médico. Se condiciona dejar la adicción a que ocurra algo en la salud de la persona: “en cuanto me quede embarazada dejo el tabaco”; “para los análisis del verano dejo la bebida”; “antes de la próxima visita al psiquiatra me quito de la coca”. De nuevo, nada de esto tiene más sentido que aquel que le demos subjetivamente.
La circunstancia adversa. A menudo se retrasa el momento de dejar la adicción a la espera de que se den o dejen de darse tales o cuales circunstancias: “tengo una racha de mucho estrés en el trabajo, no me puedo poner a dejar de fumar ahora”; “me estoy divorciando y sin una copa de vez en cuando no lo llevo”; “en marzo cuando llegue un medicamento nuevo para el síndrome de abstinencia”.
La última copa. Desengancharse se deja para cuando se agoten los suministros de la sustancia en cuestión. “Acabo esta cajetilla y lo dejo”. “No voy a tirar el whisky que tengo casi entero”. “Termino esta bolsa y se acabó, no vuelvo a pillar”.
Otras razones. Hay algunos argumentos para no ponerse de verdad a superar la adicción que suenan mucho a excusa, pero se oyen con frecuencia. “Si dejo el tabaco, engordaré”. “Si no bebo no sé socializar, los negocios serios se firman en el bar”. “No tengo dinero para el psicólogo”. “Mi marido también fuma y queremos dejarlo los dos a la vez, ahora no puede ser”.
¿Cómo elegir el momento idóneo para dejar de fumar, de beber o cualquier hábito que ya no nos interese? ¿Qué condiciones tienen que darse? ¿Cuál es el punto de partida para asegurarnos llegar a buen puerto?
El momento idóneo para superar tu adicción es este. Ahora mismo. Literalmente ahora mismo, mientras lees esto. Abandonar una adicción es una decisión mental. Es como hacer saltar un resorte o presionar un botón. Desde ahora mismo, eres exfumador. Ya no bebes. Has dejado de consumir. Dan igual todas las condiciones externas e internas que quieras recitar: lo has decidido y lo has hecho. Es así de fácil.
A partir de aquí sólo tienes que mantenerte en tu nuevo estatus. ¿Echas de menos tu sustancia? Adquiere un hábito nuevo que sea sano: cada vez que quieras servirte una copa de vino, haz diez sentadillas. ¿Tienes síndrome de abstinencia, ansiedad, mono? Haz deporte y utiliza a tu favor la comida y las infusiones. ¿Necesitas algo más? Prueba con el mindfullness y la meditación o ven a la consulta para unas sesiones de desintoxicación mental y control de la ansiedad. ¡Son indoloras!