Coaching emocional y adicciones
“Coach” se suele traducir como “instructor” o “entrenador”. También se les llama guías o facilitadores. Hace unos siglos el “coach” era el conductor de carruajes, la persona que te ayudaba a llegar adonde querías ir. En el mundo de la terapia y el desarrollo personal se utiliza este vocablo para designar al profesional que te da información sobre cómo alcanzar tus objetivos. Pero me gusta recordar que “coach” también se refiere a almohadas o cojines: el accesorio del descanso y el reposo.
¿Qué es el coaching emocional?
Es el apoyo de un terapeuta para que tu mundo emocional cambie de la manera que tú desees. El coach no te dice lo que debes hacer, sino cómo puedes actuar para conseguir lo que deseas. Lo que tú deseas. ¿Deseas vivir sin ansiedad? ¿Deseas librarte de relaciones tóxicas? ¿Romper patrones de comportamiento que te perjudican? Tú mandas.
La manera en que funciona nuestra mente, nuestra respuesta a las situaciones y capacidad de gestión emocional, viene marcado por las experiencias en los primeros años de vida. Todos recibimos estímulos agradables; y también una primera herida, un primer trauma que se graba profundamente en nuestra psique. El primer dolor emocional severo y serio, que ni siquiera tiene por qué coincidir con lo que llamamos habitualmente “la verdad”.
¿Cuál fue tu primera herida? ¿Abandono? ¿Decepción? ¿Abuso? ¿Desprecio? Fuese cual fuese, esa primera herida es la que determina cómo vamos a actuar en adelante. Nos condiciona, nos hace más sensibles ─o incluso susceptibles─ a experiencias similares porque “llueve sobre mojado” y nos lleva a desarrollar hábitos defensivos como tener un carácter agresivo, agarrarnos a relaciones de sumisión o dependencia, evitar el compromiso o cosas tan sencillas como fumar.
Esto ocurre a menudo en la adolescencia. El estrés de la herida infantil se cronifica con el paso de los años y parece convertirse en parte de nosotros. Reaccionamos en exceso ante determinadas situaciones y, como forma de control, terminamos encontrando a nuestro alrededor algún falso amigo llamado adicción que nos echa una mano: cocaína, tabaco, alcohol, comer compulsivamente, marihuana…
Cuando hay algo que quieres cambiar, el papel del coach emocional es encontrar el niño herido que subyace en el adulto con problemas. Y aunque el pasado no se puede cambiar, sí que se puede hacer que una mente adulta, con las herramientas que no tenía en la niñez, aprenda a comportarse de una forma nueva.