Claves fundamentales para saber cómo dejar el alcohol
El alcohol es sin lugar a dudas la droga más integrada, aceptada y celebrada en sociedad. Prácticamente todas las culturas de todos los tiempos desarrollaron una manera de convertir el proceso fermentativo en una bebida de recreo, con cualquier materia prima barata y abundante que tuvieran a mano: uva, higo, mora, patata, arroz, cebada…
El consumo de bebidas alcohólicas sigue fuertemente asociado a la fiesta, la celebración, los momentos especiales e incluso a ceremonias y ritos de paso. También se sabe con toda certeza que el abuso es perjudicial. Desde un poco perjudicial, a desastrosamente perjudicial. Es por esto que es importante saber cómo dejar el alcohol, en caso de que este hábito esté afectando a nuestra vida.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, un 5% de todas las muertes en el mundo son consecuencia de la toma de alcohol. El alcohol perjudica especialmente al hígado, los riñones, el corazón y la mente. Su consumo, según la cantidad y la cronicidad, ocasiona varios problemas en el organismo. Además es un poderoso disolvente: el alcohol disuelve pinturas, pegamentos, plásticos, familias, dinero, amistades y trabajos.
Cuando una persona pierde la capacidad de dejar de beber, o se vuelve incapaz de realizar acciones (desde trabajar, hablar en público o sencillamente divertirse), o el consumo perjudica gravemente su vida (fracaso económico o familiar, incapacidad para conservar un trabajo o relaciones), la persona es alcohólica. Es decir, adicta. Cuando llegamos a este punto es cuando se debe buscar una solución para despejar la pregunta de cómo dejar el alcohol.
Ser adicto no consiste en excederse en determinada sustancia o hábito. La adicción es un tipo de personalidad originada en impactos psicológicos durante los primeros años de vida. Puede estar latente y desencadenarse ante algún trauma o situación extrema en el presente, y se ve avivada por la ansiedad.
Cuando un adicto busca remedio (por ejemplo, una persona con alcoholismo quiere saber cómo dejar el alcohol y busca alternativas para ello), a menudo los intentos (guiados o autónomos) fracasan porque se centran exclusivamente en el objeto de la adicción. ¿Bebes? Pues deja de beber. Sencillo, ¿verdad? Es cuestión de fuerza de voluntad. Sólo hay que proponérselo de verdad. Estas expresiones se escuchan a menudo e incluso se le dicen al adicto…, haciéndole flaco favor.
Mientras la adicción se aborde como el apego a una sustancia o hábito en lugar de una configuración mental, el éxito será muy difícil. Los alcohólicos pasan temporadas “limpios” y sufren recaídas o, en el mejor de los casos, cambian una adicción por otra. En vez de beber, comer compulsivamente, por ejemplo.
Superar el alcoholismo pasa, desde nuestro punto de vista, por tres claves fundamentales:
- Cambiar de círculos sociales y/o hábitos.
- Reducir significativamente la ansiedad y la dependencia.
- Estudiar y corregir las condiciones emocionales que llevan a la adicción.
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