Un problema de todos
“… cuando llegué a mi primer grupo de terapia, necesité quince días para poder sentarme erguido. En ese momento, pensaba que los drogadictos no sabíamos afrontar las dificultades de la vida sin doparnos, y que disimulábamos nuestros miedos a base de mentiras, prepotencia y, a veces, violencia. Creí que yo mismo no podría gestionar mi propia vida si seguía sintiendo tanto dolor”. Otro artículo interesante que vale la pena leer.
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